VEGA SIGUE CON SU BUENA RACHA EN GALICIA Y SUMA SU SEGUNDO TORNEO DE FORMA CONSECUTIVA Y SU TENIS RECIBE LOS ELOGIOS DE LA PRENSA LOCAL DE OURENSE
FUENTE.- farodevigo.es
El tenista teldense David Vega se convirtió en el octavo ganador del Futures Cidade de Ourense al imponerse a Ricardo Ojeda por 6-3, 4-6, 7-5 en casi tres horas de partido.
Los casi dos centenares de espectadores que rodearon las pista 3 del Club Santo Domingo fueron testigos de la mejor final en las ocho ediciones del certamen ourensano. Caviar tenístico el ofrecido desde ambos bandos, con dos estilos tan opuestos como complementarios. Una guerra deportiva que costará olvidar a los allí presentes.
Desde la trinchera canaria, Vega proponía continuos ataques con la artillería pesada. Potentes cañonazos al servicio, disparos rectos, repetidos asaltos a la red. Desde el búnker andaluz, Ojeda se escabullía usando su privilegiado cerebro. El gaditano no dispone del arsenal nuclear de su oponente pero tiene la virtud de tomar siempre la decisión correcta con la pelota. Conoce sus límites. No se derrota a sí mismo. Iba a necesitar Vega combinar cuantía, repetición y precisión si quería llevarse el partido.
La primera batalla cayó del lado del segundo cabeza de serie. Vega fue siempre por encima en el marcador, con dos tempraneras roturas de servicio que si bien no consiguió corroborar con su saque al instante, le dieron el impulso necesario para llevarse el primer set. El canario parecía tener siempre un golpe extra en su chistera con el que desarbolar la espartana defensa de Ojeda. Decantó el primer parcial a su favor con un tremendo ace cortado abierto.
El segundo tramo de la guerrilla discurría sin sobresaltos hasta que Vega consiguió una rotura para ponerse 3-2 y servicio. Ese momento fue el comienzo de su tortura. Veía el título muy cerca. Demasiado cerca si en frente se encuentra un gladiador curtido en mil batallas como Ojeda. Pese a salvar hasta ocho puntos de rotura en el siguiente turno de saque y poner el 4-2, Vega había empezado a jugar con miedo a ganar. Dejó de jugar ordenado, abusando de la dejada, un recurso tan preciosista como poco efectivo si no se escogen bien los tiempos. Ojeda, siempre en velocidad de crucero, no perdonó, como era de esperar. Ganó el segundo set por 6-4 y consiguió una rotura inicial en el set final que parecía clave.
La remontada inesperada
Ojeda llegó a dominar la contienda final por 5-2. Vega parecía ondear la bandera blanca. Sufría visibles calambres. Apenas podía impulsarse para ejecutar los servicios. Ojeda disponía de una pelota de campeonato con 30-40 y entonces…»Se me apareció Dios o la Virgen,» declaró Vega al término del partido. Inexplicablemente, Ojeda dejó de ser Ojeda. Desaprovechó un 30-0 al servicio para cerrar el encuentro con 5-3 a su favor.
Varios golpes ganadores de Vega, unidos a extraños errores no forzados del andaluz y una controvertida decisión del juez de silla Álex Soto al cantar una pelota hicieron que las tornas girasen 180 grados. Ojeda entró en una espiral de la que no pudo salir, mientras Vega protagonizaba la segunda resurrección de la tarde.